despertar aterido con el pelo empapado de rocío -recuerdo de una noche a la intemperie
caminar sin rumbo por el suburbio, fardo al hombro -fauces jóvenes trituran el pan seco
calle solitaria. sol taladro. horas de luz, de contemplación. noches de hojas, de sombras
livianas fueron las tardes, saturadas con aroma de pucheros genoveses. Gran Mujer amasadora de pan. hombres que fornican callados
imposible conseguir albergue: inestabilidad funcional, manía ambulatoria
castillo rosa. torres internas. rotonda marina. atalaya crepúsculo -monumento intemporal y anónimo
plazas engalanadas con madreselvas azules iluminadas por un sol bajo -estatuas de rostro borrado
medallones en blanco sobre frontispicios cuyo destino se ignora -corolario de arquitectura amnésica
maratónico sube y baja por escalinatas y plataformas desiertas. miradores cerrados por balaustradas como popas. -cúpulas hundidas en el pavimento como bombas
vagones de madera fósil pintados verde claro descansan junto a andenes en desuso. nieve. vivienda temporal
palacio desierto verde agua cuyas salas guardan libros que nadie lee -días de áscesis y estudio
vanidades en plaza cerrada con salida disimulada al barrio antiguo -rutina de personaje histórico
gente vuelve de viaje con liebres de ojos azul marino a miel luminoso. encuentro de amigos bajo el ocaso veloz. autos imantados por el norte de la Circulación en Sentido Unico
ventanilla del micro -vaguedad celeste. asiento cálido. luneta lila. dormido casi, hora de apearse
en puerto espera el vapor. rápido, embarcar. suelta amarra. terraza flotante. lento desfila bahía
brumas. luces. llovizna. café. cabeceo. náusea. interminable. noche. más luces. ¿arribo?
no hay nadie. ciudad duerme con miedo. -cono de sombra donde maúlla el murciélago
con los motores apagados cruzamos pueblos que titilan sobre la montaña, ronda de leones taciturnos
acostado junto a la capilla blanca oigo silbar el viento como una rueca equívoca. nadie
allá, al pie del acantilado, vigilia de casas y campanarios desiertos junto al mar sombrío
sacudir el relente. seguir el hilo evanescente. -ser una pieza de la maquinaria gorrión
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